Alternativa | 23 Maig, 2013 23:40
Antes de nada tengo que hacer una confesión: soy profesora. De filosofía. Prácticamente un crimen, en los tiempos que corren…
A pesar de las quejas de sectores fundamentalistas católicos y de ultraderechas de nuestro país, estos últimos años he tenido suerte de poder impartir asignaturas, ya en vías de extinción, como “Ética”, “Ciudadanía” o “Filosofía”, a jóvenes de entre 13 y 17 años. El currículo de estas asignaturas hace que siempre llegue un momento del curso en el que digo a los alumnos: “Hoy empezamos un tema nuevo. Hoy hablaremos de POLÍTICA...”.
La reacción por regla general suele ser la misma en todos los cursos: “buff”, “noooo”, “profe, qué rollo”. Yo acostumbro a hacerme la inocente y les pregunto, así, como si estuviera sorprendida o extrañada: “y ahora ¿por qué decís eso?”. “Porque la política no nos gusta”, responden. “¿Y por qué no os gusta?”, vuelvo a preguntar. Uno: “porque no la entiendo”; otro: “me aburre”; un tercero: “porque todos son unos ladrones”; por allí detrás: “de todas formas hacen lo que quieren….”.
Así que, me armo de paciencia y maña (porque razón no les falta), intento cambiarles la percepción negativa que tienen frente a la política y que, aunque no lo vean como un tema apasionante, como mínimo vean la importancia que tiene y la necesidad de no serle indiferentes.
Empiezo: “A ver, imaginad que toda la clase vais de viaje de estudios...” (“sííí”, “a Berlín”, “no, a Londres”, “calla, tonto”, “calla tú”)“...e imaginad que el avión deja de funcionar y se cae...”
(“no digas eso, profe”, “que nos vamos el mes que viene”) “...todos los profesores y adultos mueren en el accidente...” (“sí”, codazo al compañero, “¿te imaginas?”, a veces da miedo verlos tan contentos…)“...Y todos vosotros, que sobrevivís, llegáis nadando a una isla desierta...” (“profe, no hay islas desiertas de aquí a Londres”). Me paro: “He dicho imaginad. ¿Sabéis imaginar?”. Continuo: “Bueno, en la isla desierta hay agua y animales y plantas, pero no personas ni civilización de ningún tipo. Suponéis que, hasta que os encuentren, si es que os encuentran, pasarán unos cuantos meses. ¿De acuerdo? Muy bien, entonces ahora contestadme: ¿Qué haréis?”. E incluso los mayores se sumergen gustosamente en la historia: “Haremos una cabaña…” Yo: “¿Ah, sí? Y ¿quién hará la cabaña?”. Ellos: “Todos”. Yo: “¿Todos? Y si todos hacéis la cabaña, ¿qué comeréis?”. Ellos: “Bueno, algunos irán a cazar...”. Yo: “¿Y el agua? ¿O no beberéis?”.
Acaban decidiendo que harán grupos para repartirse el trabajo. Yo les recuerdo que ir a buscar agua es la tarea más pesada porque hace mucho calor y la tienen que ir a buscar a una fuente que está muy lejos... Entonces que harán grupos e irán rotando las tareas. Muchos ya ven por dónde quiero ir y aceptan que la política entendida como organización de una sociedad es imprescindible. Incluso en los cursos de los más jóvenes, donde siempre hay alguno más gallito que piensa que los demás de la clase al no ser tan ágiles y fuertes le estorbarán y quiere ir por su cuenta, al cabo de un rato ya ve que no duraría dos días solo...
Pero seguimos porque, aunque tienen grupos y turnos de trabajo, queda una cuestión central por discutir: ¿quién decidirá las cosas que nos afectan a todos y que requieren una decisión? En los cursos más jóvenes a veces dicen: “elegiremos a uno para que lo organice todo y mande”; es curioso cómo reproducen un sistema que han dicho aburrir al principio de la clase; es curioso también cómo la persona que elegirían “para mandar” nunca es el delegado actual de la clase (que suele ser el más chulito o popular). Sería interesante analizar por qué en la sociedad “de los mayores” perdemos esta capacidad para discernir cuando los asuntos son serios y hace falta poner a alguien que esté a la altura de las circunstancias...
Pero, por regla general, ante la pregunta de quién debe decidir, suelen responder: “lo decidiremos todos”, “democráticamente”. Y aquí es cuando les explico la diferencia entre democracia directa o representativa. “¿Que es lo que decidiremos todos? ¿Todos decidiremos todas las cosas? ¿O todos decidiremos quién será la persona que se encargue de decidir las cosas?”. Examinamos las dos posibilidades y ven que si optan por la primera opción todos participan de forma más clara, pueden tener toda la información, pueden controlar mejor todo lo que se hace y se deja de hacer, y tienen más capacidad de influir en las decisiones que se toman, pero posiblemente tendrán que hacer una o dos reuniones semanales, discutirán, a veces no se pondrán de acuerdo... Y ven que si se inclinan por la segunda opción que, aunque no lo saben explicar muy bien, siempre lo ven menos democrático, en lugar de perder 4 o 5 horas semanales discutiendo y haciendo reuniones, podrán ir a nadar o a subirse a una palmera, pero su voz no tendrá apenas peso ni se les tendrá en cuenta a la hora de decidir. Y si aquel que han elegido empieza a quedarse una parte del pescado que pescan para venderlo en el mercado negro de la otra parte de la isla y quedarse los beneficios, nadie lo sabrá porque nadie excepto él lleva el control...
Generalmente, la mayoría de los alumnos piensa que vale más participar. Aunque implique “perder” algunas horas de tiempo libre... ¿Por qué, me pregunto yo, después no se mantienen estos porcentajes cuando hablamos de la salud democrática de nuestra sociedad?
Cuando ya acaba la clase yo los animo a participar de la vida política, de la manera que sea: cierto es que hay partidos políticos, pero también hay grupos juveniles, asociaciones, de todo tipo y temas de interés. Y es verdad que parece que no nos tienen mucho en cuenta como ciudadanos, pero si en algún sitio tenemos capacidad de influir, de hacernos oír, es a nivel municipal. Y si el espacio y las posibilidades de participación que tenemos no los aprovechamos, ¿cómo podremos después quejarnos?
La exigencia de responsabilidades (todo el mundo es bueno para buscar culpables) creo que debe empezar por uno mismo. Cuando un alumno se queja de algo del mundo o de su entorno que no va como él cree que debería ir, yo le pregunto: “¿qué haces tú para que esto cambie?”. “Nada”, me responde. “¿Nada? ¿Entonces...?” le digo yo, como insinuando de qué te quejas... Y algunos preguntan: “¿Y qué puedo hacer yo?”. Y si este qué puedo hacer es sincero, si detrás de este qué puedo hacer está la intención de verdad de actuar, si me está diciendo enséñame cómo puedo cambiar las cosas, yo me voy a casa contenta y segura de que estoy haciendo mi trabajo, o sea, formando ciudadanos para una democracia (y no súbditos, ni máquinas de trabajar eficientes), aunque algunos perturbados crean que merezco ser desterrada a Formentera por hacer política en las aulas...
Marina Llobera
Profesora de filosofía
Alternativa | 23 Maig, 2013 00:01
Abans de res he de fer una confessió: som professora. De filosofia. Gairebé un crim, en el temps que corren...
Malgrat les queixes de sectors fonamentalistes catòlics i ultradretans del nostre país, aquests darrers anys he tengut la sort de poder impartir assignatures, ja en vies d'extinció, com “Ètica”, “Ciutadania” o “Filosofia”, a joves de 13 fins a 17 anys. El currículum d'aquestes assignatures fa que sempre arribi un moment del curs en què dic als alumnes: “Avui començam un tema nou. Avui xerrarem de POLÍTICA...”.
La reacció per regla general sol ser la mateixa en tots els cursos: “buuuf”, “noooo”, “profe, quin rollo”. Jo acostum a fer-me la innocent i els deman, així, com si estàs sorpresa o estranyada: “i ara per què deis això?”. “Perquè la política no mos agrada”, responen. “I per què no vos agrada?”, torn a demanar. Un: “Perquè no ho entenc”; una altra: “m'avorreix”; un tercer: “perquè tots son uns lladres”; per allà darrera: “tanmateix fan el que volen...”.
Així que, amb un sac de paciència i manya (perquè raó no els en falta), intent canviar-los la percepció negativa que tenen davant la política i que, si potser no ho trobin un tema apassionant, com a mínim vegin la importància que té i la necessitat de no ser-ne indiferents.
Començ: “A veure, imaginau que tota la classe anau de viatge d'estudis...” (“sííí”, “a Berlín”, “no, a Londres”, “calla, beneit”, “calla tu”) “...i imaginau que l'avió deixa de funcionar i cau...”
(“no diguis això, profe”, “que partim el mes que ve”) “...tots els professors i adults moren en l'accident...” (“sí”, colzada al veïnat, “t'imagines?”, a vegades fa por de tant contents que els veus)
“...i tots vosaltres, que sobreviviu, arribau nedant a una illa deserta...” (“profe, no hi ha illes desertes d'aquí a Londres”). M'atur: “He dit imaginau. En sabeu, d'imaginar?”. Continuu: “Bé, a l'illa deserta hi ha aigua i animals i plantes, però no persones ni civilització de cap tipus. Suposau que, fins que vos trobin, si és que vos troben, passaran uns quants mesos. D'acord? Molt bé, idò ara contestau-me: Què fareu?”
I, fins i tot els més grans s'endinsen gustosos dins la història: “Farem una cabanya...”. Jo: “Ah, sí? I qui la farà la cabanya?”. Ells: “Tots”. Jo: “Tots? I si tots feis la cabanya, què menjareu?”. Ells: “Bé, un parell aniran a caçar...”. Jo: “I l'aigua? O no beureu?”.
Acaben decidint que faran grups per repartir-se les feines. Jo els record que anar a cercar aigua és la feina més pesada perquè fa molta calor i l'han d'anar a cercar a una font que està molt enfora... Idò que faran grups i aniran rotant les feines. Molts ja veuen per on vull anar i accepten que la política entesa com a organització d'una societat és imprescindible. Fins i tot en els cursos dels més joves, on sempre n'hi ha algun de més gallet que pensa que els altres de la classe que no són tan àgils o forts li faran nosa i se'n vol anar pel seu compte, al cap d'una estona ja veu que no duraria dos dies tot sol...
Però seguim perquè, tot i que tenen grups i torns de feina, queda una qüestió central per discutir:
qui decidirà les coses que ens afecten a tots i que requereixen una decisió? En els cursos més joves a vegades diuen: “en triarem a un perquè ho organitzi tot i comandi”; és curiós com reprodueixen un sistema que han dit avorrir al principi de la classe; és curiós també com la persona que triarien “per comandar” mai és el delegat actual de la classe (que sol ser el més xulet o popular). Seria interessant analitzar per què en la societat “dels grans” perdem aquesta capacitat per discernir quan els assumptes són seriosos i fa falta posar a algú que estigui a l'altura de les circumstàncies...
Però per regla general, davant la pregunta de qui ha de decidir, solen respondre: “ho decidirem tots”, “democràticament”. I aquí és quan els explic la diferència entre democràcia directa o representativa. “Què és el que decidirem tots? Tots decidirem totes les coses? O tots decidirem qui serà la persona que s'encarregui de decidir les coses?”. Examinam les dues possibilitats. I veuen que si opten per la primera opció tots participen de forma més clara, poden tenir tota la informació, poden controlar millor tot el que es fa i es deixa de fer, i tenen més capacitat d'incidir en les decisions que es prenen, però possiblement hauran de fer una o dues reunions setmanals, es discutiran, a vegades no es posaran d'acord... I veuen que si s'inclinen per la segona opció que, tot i que no ho saben explicar ben bé, sempre ho troben menys democràtic, en lloc de perdre 4 o 5 hores setmanals discutint i fent reunions podran anar a nedar o enfilar-se a una palmera, però la seva veu no tendrà gaire pes ni se'ls tendrà en compte a l'hora de decidir i, si aquell que han triat comença a quedar-se una part del peix que pesquen per dur a vendre al mercat negre de l'altra part de l'illa i quedar-se els beneficis, ningú ho sabrà perquè ningú excepte ell duu el control...
Per regla general la majoria dels alumnes troba que val més participar. Tot i que impliqui “perdre” algunes hores de temps lliure... Per què, em deman jo, després no es mantenen aquests percentatges quan parlam de la salut democràtica de la nostra societat?
Quan ja acaba la classe jo els anim a participar de la vida política, de la manera que sigui: cert és que hi ha partits polítics, però també hi ha grups juvenils, associacions, de tots tipus i temes d'interès. I que és veritat que pareix que no ens tenen molt en compte com a ciutadans, però si a algun lloc tenim capacitat d'incidir, de fer-nos sentir és a nivell municipal. I si l'espai i les possibilitats de participació que tenim no els aprofitam, com podrem després queixar-nos?
L'exigència de responsabilitats (tothom és bo per cercar culpables) crec que ha de començar per un mateix. Quan un alumne es queixa d'alguna cosa del món o del seu entorn que no va com ell creu que hauria d'anar, jo li deman: “què fas tu per a que això canvii?”. “Res”, em respon. “Res? Idò...?” li dic jo, com insinuant de què et queixes... I alguns demanen: “I què puc fer jo?”. I si aquest què puc fer és sincer, si darrera aquest què puc fer hi ha la intenció de veritat d'actuar, si m'està dient ensenya'm com puc canviar les coses, jo me'n vaig a ca nostra contenta i segura que estic fent la meva feina, o sigui, formant ciutadans per una democràcia (i no súbdits, ni maquinetes de fer feina eficients), maldament un parell de pertorbats trobin que meresc ser desterrada a Formentera per fer política a les aules...
Marina Llobera
Professora de filosofia
Us proposam una trobada oberta per parlar de la participació ciutadana a Pollença i mirar de consensuar un nou reglament que possibiliti una major participació i democràcia en el nostre municipi. Aquesta necessitat neix arrel d'una moció d'Alternativa per Pollença per tal de millorar aquest reglament i de la delegació en nosaltres d'impulsar aquest procés.
Animau-vos i participau. Totes les persones, associacions i col·lectius dels poble hi estan convidats.
Us pregam que, en la mesura que pogueu, us mireu els textos i en parleu en el vostre col·lectiu. D'aquesta manera la trobada serà més profitosa:
- Reglament de Participació Ciutadana actual.
- Esborrany proposta de Reglament per part d'Alternativa per Pollença.
Demà divendres 24 a les 19:30h us esperam per parlar del nou reglament de Participació ciutadana a l'edifici Miquel Capllonch
alternativaperpollenca@gmail.com
Aquest blog és plural i lliure. Les opinions dels comentaris reflecteixen només el parer de l'autor del mateix i des del blog URXELLA no ens fem responsables del seu contingut.
CAP OBJECTIU ÉS MASSA PETIT,CAP VICTÒRIA MASSA INSIGNIFICANT. Arundhati Roy
Pla de Futura Gestió: Programa Electoral 2015-2019
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